miércoles, 16 de diciembre de 2009
Tlapalería y las voces.
La piel del cielo... o ventanear al esposo.
martes, 15 de diciembre de 2009
Tablada en términos de crítica
Dentro de la amplísima producción periodística de Tablada —practicó el periodismo durante más de cincuenta años, entre 1890 y 1945--sobresalen los artículos dedicados al arte. Sin restar importancia a los de crítica literaria, en aquella colección la calidad de la producción del autor es más irregular, y en ocasiones tiende a salir del paso con una cadena de citas enlazadas por brevísimos comentarios.
Consciente de los excesos juveniles, continúa:
Concedimos al ejercicio literario excesiva importancia, que está
muy lejos de tener en las sociedades en formación como la
nuestra, y nos exasperaba la simple enunciación de aquella verdad
spenceriana que restablecía las inviolables jerarquías: 'el arte es la
flor de las sociedades' (1937, 244-45).
Pero termina justificando y viendo el lado positivo de esta actitud: Porque a pesar de sus defectos, todos explicables y disculpables por un exceso de cualidades positivas: un formidable ímpetu vital y un amor frenético por el arte, aquella juventud era sabia, entusiasta y cultísima. (1937, 245)
En cuanto al estilo de la crítica de arte tabladista, no asombra que siga las mismas líneas que su crítica literaria. Así, en su primera época es de fuerte tinte modernista. En ocasiones el cuadro o grabado aparecen como un pretexto para una breve narración literaria que adereza con la cita pertinente de algún poeta. A manera de ejemplo, y como conclusión, baste la siguiente muestra, tomada del número de la segunda quincena de enero de 1902 de la Revista Moderna, sobre Steinlen:
Una selva virgen sin fin y sin misericordia, un bosque hirsuto y
trágico, una gran arboleda de pesadilla y de maldad ... Los
gruesos troncos espinosos, las ramas en zig-zag, tienden y erizan
sus obstáculos; tras de los primeros términos las multitudes se
precipitan y aullan; van pisando abrojos, regando sangre y sin
embargo sus bocas suspiran y cantan ... Pulula aquel hormiguero
de hombres y mujeres y todos van hacia delante con los labios
secos y las miradas ardientes ¡Ahí viene la monja más blanca que
un lirio, con su traje más negro que el dolor...! Ahí viene la
emperatriz que abandona su palacio, como la monja deserta su
claustro ... Todos corren hacia adelante, hacia adelante, pisando
las rosas de la selva y los montones de oro; corren hollando los
decálogos mundanos y sobre las prohibiciones celestes, corren las
princesas y los pajes, corren todos los humanos y símbolo de esos
deseos son esos príncipes que en primer término fulguran.
Comentario al espejismo de su poesía
(Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras, UNAM)
Haikús, su pincel más sutil
Crónicas... mencionar 1...2...3.
En la crónica Espejismos mexicanos, tenemos un Tablada que alucina las comidas y ropajes mexicanos, además de hacer mención elogiosa a los poetas y artistas de nuestro país, y en especial, al caricaturista Ernesto Cabral, amigo de Tablada que rechaza su puesto en un periódico de Manhattan por no poder residir allá junto con su “Eva mexicana”, su novia llamada “Hella”, cuando Tablada pretendía poner en alto los dotes y prestigio del arte mexicano en tierras extranjeras.
En segundo lugar de tres menciones, en la crónica Misterios de Nueva York se explicita la historia del patrón de un monipodio que se dedica al robo de autos y complots financieros. Tablada describe la historia del personaje (Capone, alias el “Caricortado”) entrecruzando una serie de descripciones literarias sobre sus empleados, su rostro, su auto… su inframundo. Tablada, con suma elegancia cual policía que sigue el caso de un difícil criminal, señala la desfachatez del robo y sus formas extravagantes de vida, sugiriendo implícitamente la corrección y persecución de aquellos que burlan la ley.
Por último, mencionar el corazón mexicano y artístico de Tablada en tierras extranjeras. En su viaje a Japón, emite una serie de crónicas descriptivas sobre el arte de este país. La primera de ellas, nombrada Alborada japonesa, describe el arribo al puerto con grados de sorpresa y apreciación artística entrañables. Narra cómo considera la originalidad de las tripulaciones japonesas, misma que reside en los alegres colores que mezclan los hombres, mujeres y niños de ese lugar. En crónicas posteriores que también exponen al Japón del año 1900, Tablada asegura comprender la omnipotencia del arte en todos los sentidos: aún lejos de su querida patria mexicana, asegura que el arte está presente en toda forma y lugar del mundo, ya que este escritor mexicano se sabe un alma universal que forma parte de un todo y manifiesta su voluntad heroica en todos sus textos, mismos que no mueren ni se extinguen del espíritu humorístico con la ausencia física de su autor inmortal.